Miedos

Tener miedo a tener miedo. ¡Qué ironía! No sé si a ustedes les pasará como a mí, que me encuentro algunas veces pensando cosas como “no puedo tener miedo, voy a perder esta oportunidad” o “por miedo no voy a hacer nada en la vida”. Me gusta motivarme, animarme a hacer cosas e ir siempre un poco más allá… Pero hoy viendo en YouTube el programa de streaming Las pibas dicen, que trataba sobre el miedo, me pregunté si es tan bueno huir constantemente del miedo. Al fin y al cabo, el miedo es una emoción que surge ante un peligro, ante algo desconocido, es una reacción casi de supervivencia. Hay quienes lo pueden tomar como una señal de intuición.

Creo que el miedo nunca te debe dominar o impedir hacer cosas que en el fondo deseamos o que nos harían bien de alguna manera, pero sentirlo es correcto y, muchas veces, prestarle atención también lo es. Podemos evitar momentos desagradables o riesgos innecesarios gracias al miedo.

Lo complicado del miedo es que tiene la cualidad de multiplicarse, de hacerse enorme, de nacer como una partícula y terminar extendiéndose por todo nuestro ser. Ahí es cuando nos encontramos con el problema, porque el miedo es como esas tiendas de campaña que se abren solas cuando se lanzan al aire pero que son imposibles de plegar cuando queremos meterlas en su minúscula bolsita. El miedo nos puede convertir en rehenes y privarnos de fantásticos momentos que pueden resultar siendo únicos en el top ten de nuestras vidas.

Escuchemos nuestros miedos y aceptémoslos, pero llevando nosotros las riendas. Muchas de las acciones más maravillosas que tiene la vida van ligadas a un miedo: caminar, andar en bici, tirarse de cabeza en una piscina, las tormentas, el amor, las metas, hablar en público, los cambios, soltar relaciones negativas, probar nuevos hobbies, tener hijos, viajar solo, decir “no”, pedir perdón, emprender…

Hay miedos que están justificados. Que le pase algo a nuestra gente da escalofríos, pero ese miedo viene de la mano del amor tan grande que sentimos por ellos. El miedo es tan humano como la vida misma.

El mayor miedo para muchos es morir. ¿Acaso la muerte no es reflejo de la vida, su complemento, parte de ella misma? Nadie muere sin haber vivido antes, y es lo que toca ahora…vivir, vivir y vivir, y si puede ser que sea de la mejor manera posible.

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No es nada personal.

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